Matrimonio entre Oriente y Occidente

En la actualidad, es casi imposible que una religión viva aislada de las otras. En la mayoría de los países, la gente, más allá de la religión que profese, organiza encuentros para confrontar sus diferencias. Para un cristiano, y para los miembros de cualquier religión semita, esto representa un gran problema. A cada uno de ellos se le ha enseñado que su religión es la verdadera y, por lo tanto, rechaza al resto considerándolas falsas; de manera que no es fácil entrar en diálogo. No obstante, este diálogo cada vez es más necesario. Aquellos que lo intentan se dan cuenta de que cuando el intercambio es entendido correctamente no es un compromiso errado, sino un proceso enriquecedor en el que cada religión se abre a la verdad que se encuentra en las otras creencias. A partir de allí, ambas crecen en una búsqueda conjunta de la Verdad. Cada religión debe poder mantener la Verdad fundamental dentro de su propia tradición y, al exponerse a otros aspectos de la Verdad, permitir que esa tradición crezca. De esta manera, comenzamos a darnos cuenta de que la Verdad es una, pero con muchas caras. Cada religión es una cara de esa única Verdad, que se manifiesta bajo signos y símbolos diferentes y bajo tradiciones históricas distintas. EDITORIAL BONUM